domingo, 26 de octubre de 2014

Podemos seguir siendo anómalos

(Artículo publicado en Viento Sur y en versión más breve en Público )


Podemos es un fenómeno sui generis. Su impresionante eficacia a la hora de conquistar hegemonía se basa en el hecho de que el sistema político en que interviene carecía de los medios para prever su surgimiento y no puede -¿aún?- asimilar a esta organización. Podemos es un fenómeno de muy bajo nivel de probabilidad, como esas mutaciones de las que habla el biólogo Jay Gould que generan características monstruosas con gran capacidad adaptativa. Este “monstruo prometedor” combina en un mismo cuerpo tres elementos: un sector del 15-M, un partido político de la izquierda radical contaminado por el 15-M y un equipo de comunicación política formado por profesores de ciencias políticas y sociólogos relegados por la universidad en crisis a condiciones laborales precarias.

En condiciones normales, los integrantes de este equipo estarían captados por el aparato universitario o por aparatos de partido, pero en las actuales condiciones de crisis Podemos tiene sin coste alguno un equipo de comunicación política propio. Este sector y su cabeza visible, Pablo Iglesias Turrión, dan a Podemos una visibilidad mediática impensable en otras circunstancias. Por su parte, el sector constituido por Izquierda Anticapitalista contribuye con una experiencia política, un apoyo logístico, un esfuerzo militante y una cobertura geográfica que no se pueden improvisar. Por último, los círculos Podemos introducen en la organización un interfaz con la sociedad y los movimientos sociales y un espacio de participación, debate y formación política.
La conjunción de estos elementos ha causado un seísmo, pues el 15-M y las Mareas, que se encontraban en un callejón sin salida por su incapacidad de forzar cambios en la esfera de la representación política, han podido por fin tener una voz pública y un comienzo de presencia institucional, que potencia y legitima sus reivindicaciones (contra los desahucios, por los servicios públicos, los derechos sociales, una democracia efectiva etc.). Podemos traduce eficazmente el enorme apoyo social a los movimientos sociales en presencia pública y legitimidad política. De ahí la importancia decisiva de su proceso de constitución formal que pronto desembocará en la adopción de un esquema organizativo y la elección de los cargos orgánicos que correspondan a la estructura adoptada. En este proceso, el objetivo es la consolidación de las “anomalías monstruosas” que son la fuerza de Podemos, en una articulación más estable que la producida por el encuentro inicial.
El régimen está empeñado en anular el monstruo surgido en su espacio político, haciendo de Podemos un partido más. Los principales medios para ello son la transformación del aparato mediático en mando, la separación de la organización respecto de los movimientos sociales y, por último, la división de sus componentes. Explotará con este fin todos los puntos débiles de la organización. Un posible peligro es el mantenimiento en el seno de Podemos de Izquierda Anticapitalista, una organización política autónoma con órganos de decisión propios en competencia con los de Podemos. Otro peligro no menos grave es que la organización sea un mero apéndice de sus portavoces mediáticos autonomizados e identifique presencia en los medios con mando. Por último, el sector de los movimientos sociales presente en Podemos podría apartarse del proyecto por temor a ser instrumentalizado.
Los dos primeros componentes han entrado ya en conflicto. El grupo organizador —la ejecutiva provisional de Podemos— ha propuesto excluir de cualquier cargo orgánico a las personas que militen en “otro” partido. Esta exclusión, que solo evitaría la entrada en masa de oportunistas y arribistas suficientemente necios como para conservar y exhibir el carné de su otra organización, es vista como una grave amenaza por Izquierda Anticapitalista, organización fundadora de Podemos, cuyos miembros no tendrían los mismos derechos que los demás afiliados. Una organización como Syriza resolvió una situación parecida, pero aún más complicada, proponiendo en su conferencia nacional del verano pasado a sus partidos componentes que se fusionaran en un solo partido y se convirtiesen en tendencias. Todos menos dos aceptaron hacerlo, pero ninguno quedó exluido del proyecto. Con esta estructura plural, Syriza está hoy muy cerca de llegar al gobierno en Grecia y de poner en marcha los cambios que reclama el país.
Podemos podría invitar a sus componentes organizados como partidos —existe algún otro partido, más pequeño que IA— a convertirse en tendencias que puedan libremente crear opinión y suscitar debates, pero se sometan exclusivamente a las decisiones mayoritarias adoptadas en Podemos. No contemplar en el esquema organizativo que salga de la asamblea las tendencias puede tener consecuencias muy graves, en una organización donde la presencia en los medios e incluso el liderazgo mediático de Pablo Iglesias son tan fuertes. La intervención mediática se transformaría en mando político directo al no existir instancias intermedias que expresen una diferencia política entre el simple afiliado y la dirección. Casi por imperativo técnico de una comunicación política hegemónica, el esquema organizativo terminaría siendo monárquico o jacobino: las diferentes sensibilidades y opiniones quedarían subordinadas a una sola, la del sector mediático que ya controla los órganos ejecutivos. Se justificaría esta situación como un triunfo de la igualdad, al desaparecer los “privilegios” de los cuerpos intermedios y prevalecer el principio “una persona, un voto”. Sin embargo, no habría igualdad de esa manera, pues la dirección sería una tendencia organizada, una tendencia que no se presentaría como tal ni se enfrentaría a contrapoderes eficaces.
El joven Marx, en 1842, escribiendo sobre la censura en Prusia ya criticó argumentos parecidos a estos. Afirmaba que “nadie combate la libertad, como mucho combate la libertad de los demás”, y afirma la propia “como el privilegio de unos pocos”. “No se trata —prosigue Marx— de saber si la libertad de prensa debe existir, pues existe de todas formas. Se trata de saber si la libertad de prensa es el privilegio de algunos individuos o el derecho del espíritu humano”. Puede decirse mutatis mutandis lo mismo del derecho de tendencia. Podemos debe evitar la trampa de la normalización mediática y representativa y asumir un pluralismo indispensable para desbordar los marcos de los viejos partidos de la izquierda que rara vez entendieron realmente que la libertad, como decía Rosa Luxemburg es “siempre la libertad del que piensa de otra manera.”

sábado, 11 de octubre de 2014

Los untadores("untori") del ébola

(Publicado en Voces de Pradillo)
http://www.vocesdepradillo.org/content/los-untadores-untori-del-ebola

"Respondit, dirò a V. S. pregato da messer Gio. Giacomo Mora barbiere a darli della putredine, che esce dalla bocca, delli infetti cadaveri, l’interpellai che cosa ne voleva fare, et egli mi rispose, che voleva fabricar un’onto per ontare li cadenazzi, et porte della Città per far morire le persone et instato da lui trè, ò quattro giorni à filo, et persuaso dalle sue preghiere, et promesse, instigato ancora dal Diavolo, mi risolsi, darli come li diedi un piatto di pietra di capacità de dieci, ò dodeci onze in circa di spuma, ò sia putredine, come hò detto, uscita dalle bocche de cadaveri infetti." PROCESSUS CRIMINALIS CONTRA DON JOANNEM GÆTANUM DE PADILLA et ceteros
impinctos de aspersione facta Mediolani Unguenti pestiferi anno MDCXXX

"Respondit, diré a Su Señoría que rogado por el señor Giacomo Mora, barbero, que le diese podredumbre de la que sale de la boca de los cadáveres infectados, le pregunté qué quería hacer con ella, a lo que respuso que quería fabricar un ungüento para untar los cerrojos y las puertas de la ciudad para hacer que mueran personas y tras haber insistido él tres o cuatro días seguidos, y convencido por sus ruegos y promesas, instigado también por el Diablo, me decidí a darle como lo hice un plato de piedra con una capacidad aproximada de diez o doce onzas de espumarajos o podredumbre, como dije salida de la boca de cadáveres infectados" Proceso criminal contra Don Juan Cayetano de Padilla y oros acusados de la aspersión de ungüento pestilente realizada en Milán  en 1630


Estas palabras proceden del interrogatorio de Guglielmo Platea durante el proceso realizado en Milán contra los "untori" o "aspersores". Su exuberancia misma, el reconocimiento de los hechos y su exageración hasta llegar a afirmar que los inspiró el Diablo delatan el proceso inquisitorial, el resultado de la tortura. La tortura, como afirmaba uno de sus máximos expertos mundiales, el General Augusto Pinochet en una entrevista a un cadena de televisión francesa, "es la técnica de obtener verdades o mentiras mediante la humillación y el dolor". La tortura no permite obtener ninguna certeza, pero logra declaraciones que justifican al poder torturador y humillan a la víctima, en el Chile neoliberal de los 70, en el Milán del XVII o en el Moscú de 1936.

La peste de Milán de 1630 es conocida por el relato de Manzoni en Los novios (I promessi sposi). Como en otras pestes de la literatura, por ejemplo la peste de Argel que relata Camus, la peste milanesa dibuja un retrato moral de la sociedad. Alrededor de la enfermedad cundió un pánico que amplificaba el producido por la propia peste, el provocado por los "untori", personas ficticias o reales acusadas de untar  con secreciones de enfermos de la peste o de cadáveres los pomos y cerrojos de las puertas u otros lugares que la gente tocaba habitualmente, con la finalidad de extender el contagio. Esto dio lugar a persecuciones de personas o grupos de personas sospechosos de dedicarse a esa actividad y a un caos social generalizado.

Desde la Antigüedad, las enfermedades mortales contagiosas se vieron como un castigo divino. Piénsese en la peste que golpea Tebas en Edipo Rey y por la cual la población se pone en busca del culpable, del pecador que la originó, encontrándolo por fin el el rey inconscientemente incestuoso. Hoy mismo estamos asistiendo en la España de la crisis y del fin de régimen a escenas semejantes. La operación de relaciones públicas del gobierno de Rajoy trayendo a España desde África a un misionero español enfermo de ébola junto a otra religiosa empezó como un sainete, pero puede acabar en tragedia, pues antes de fallecer el misionero fue tratado por personal médico sin formación específica para este tipo de enfermedades, con un equipamiento deficiente y en unas instalaciones fuertemente degradadas por los recortes y a punto de ser cerradas. Lo que había hecho el gobierno de Rajoy este verano, bajo el aspecto de un desacostumbrado y por ello hipócrita acto de humanidad -que este gobierno nunca tuvo con los millones de víctimas de sus políticas de austeridad- no fue ni más ni menos que introducir en España y en la UE un reservorio de una de las enfermedades infecciosas más peligrosas y mortales que se conocen. Esta vez, como en el resto de la gestión de la crisis, el gobierno actuó contra el sentido común y contra el interés general.

Pocos meses después, Teresa Romero, una de las enfermeras auxiliares que trataron al sacerdote enfermo,  y que no fue objeto -al igual que todos sus colegas- de ninguna medida de seguimiento tras haber estado en contacto con un reservorio de ébola, cae enferma. Teresa, víctima de un contagio debido a unas condiciones de trabajo enteramente inadecuadas para la gestión de esta delicadísima situación, ha sido acusada por las autoridades sanitarias de ser la causante de su enfermedad y de posibles contagios de otras personas, llegándose a afirmar que podría incurrir en responsabilidad penal. El marido de Teresa ha sido internadoen cuarentena en un centro hospitalario  y el perro de la pareja, en contra de la opinión de los especialistas en este tipo de enfermedades que recomiendan su puesta en cuarentena y observación ha sido sacrificado obedeciendo al refrán "muerto el perro se acabó la rabia".

El gobierno ha estado, por lo tanto escondiendo su responsabilidad e inventándose "untadores" del ébola como Teresa Romero y su perro Excalibur. Para las autoridades, se trata de escurrir el bulto, de rechazar cualquier responsabilidad política, a pesar de la evidencia de que el reservorio de ébola causante de la enfermedad de Teresa y de los posibles contagios de otras personas fue introducido en España por el gobierno. Poco importan las evidencias.

Volviendo a la literatura, en la fábula de Esopo Los animales con peste de la que existe versión francesa de La Fontaine y española de Samaniego se cuenta una historia ejemplar y paralela a la que estamos viviendo. La peste llega al bosque y los campos donde viven los animales. El Rey León ve en esa peste un castigo divino y afirma:

Ya véis que el justo cielo nos obliga
A implorar su piedad, pues nos castiga 
Con tan horrenda plaga:
Tal vez se aplacará con que se le haga 
Sacrificio de aquel más delincuente, 
Y muera el pecador, no el inocente. 
Confiese todo el mundo su pecado.

Empezando por el propio León, los carnívoros más sanguinarios, el Tigre, la Onza, el Oso, confiesan haber matado otros animales con crueldad, pero la zorra los disculpa a todos por que son poderosos y casi han hecho un honor a su víctimas devorándolas. Se llega por fin al burro, que confiesa haber comido un poco de trigo en un campo y es condenado a muerte y ejecutado por el Lobo en presencia del rey.

El lugar que ocupa el incocente burro sacrificado en la fábula, lo ocupa en la tragicomedia de la España actual un perrito como sustituto simbólico de su dueña. Excalibur, el perro de Teresa Romero fue condenado a ser sacrificado por las mismas autoridades sanitarias que importaron el ébola e impusieron a trabajadores de la salud sin formación ni equipamiento específicos para el cuidado de esa enfermedad ocuparse de un enfermo de ébola muy grave y fuertemente contagioso.

Caben dudas a los historiadores sobre si en la ciudad de Milán hubo verdaderos "untadores" de la peste, pues muchas de las pruebas obtenidas se arrancaron mediante el fuego y las tenazas del torturador. En España no cabe esa duda: los untadores, los untori o aspersores existen y ocupan los más altos cargos del gobierno nacional y de algunas de las comunidades autónomas. No solo existen: están orgullosos de haber traído el ébola y culpan a los ciudadanos y a los trabajadores de las consecuencias de ese acto irresponsable. Es exactamente lo mismo que hacen todos los días en la gestión de esta crisis interminable cuyo remedio buscan insistiendo en las mismas medidas que la reproducen, al tiempo que culpan a la población de "haber vivido por encima de sus posibilidades". En el neoliberalismo, desde Pinochet hasta Rajoy, los trabajadores son siempre culpables.